sábado, 12 de enero de 2019

GETXO LANDA 20: “¿CHORRO, MORRO, PICO, TALLO, QUÉ?”


                    “MEMORIAS DE BARRIO 2”

   Que recuerdos más alegres y divertidos, nos traen a muchos que vivimos esta época. Sin embargo, escuchando a nuestros mayores, decían que eran tiempos duros, pero la verdad, es que para nosotros, fueron excelentes e imborrables para nuestras memorias.

Siempre, disfrutábamos de todos los días, porque el menú infantil, era extraordinariamente variado y muy divertido, por eso, nuestro cuarto de juego, era todo el "barrio de Romo", incluyendo la zona de los Pinos.

   Uno de los muchos favoritos, era este del título de la entrada. Lo solíamos jugar, aquí mismo, (fotografía protagonista de esta entrada) en una zona que hacía de lugar de recreo que se encontraba debajo de la antigua escuela de don Áureo.

En la calle Lope de Vega, sin asfaltar, separado por un pequeño murete de unos cuarenta centímetros, que algún día, estuvo vallado por los restos de hierros roñosos de la antigua verja, que permanecían en el mismo.

   Los juegos típicos eran entre otros: "Las trompas, los iturris, canicas, al cero, dólar con rayo" y el famoso: “Chorro, morro, pico, tallo, qué”. Este, consistía en elegir dos equipos, mediante el sistema “echar a pies”. Y como todo era un juego, hasta el procedimiento de preferencia de los componentes de tus acompañantes, también, daba el mismo resultado.

La “ama” o juez, solía ser nombrada por los mismos chavales del patio. Normalmente, su cuerpo no podía aguantar las embestidas del mismo, porque en realidad, el desarrollo de este “jueguecito”, era algo “burro”, haciendo honor al mismo.

   La citada persona, designaba dos capitanes “a dedo”. Sin duda, líderes escolares e influyentes. Se colocaban uno a cada extremo, colocando un pie y después el otro a continuación. El primero que llegaba donde el otro, quedándole medio pie, seleccionaba a su primer compañero de equipo, luego, lo hacía el otro, hasta finalizar los dos grupos.

Después, el que había elegido primero, saltará sobre las espaldas de los “burros”, llamados así, por la adopción de la postura, colocados uno detrás del otro, hasta llegar a la ama, que se situaba sentada en ese pequeño muro.

   Debían tener cuidado al saltar, de no cometer errores. Uno, bastante frecuente, ocurría cuando el primer saltador no lograba hacerlo de su correspondiente burro, porque no dejaría espacio a los demás y tampoco podría coger los dedos de la mano de la ama, a la hora de optar por uno de ellos y que tendrían que acertar a la pregunta del ama hacia el capitán del equipo contrario, cuando todos estuvieran montados en las espaldas de estos.

   Otro, muy habitual, es que uno estos saltarines, no fueran muy ágiles y se cayeran o metieran las piernas entre el hueco de los que estaban abajo. Entonces, el castigo era ponerse de burros, por haber hecho una “enguilada” (no sabemos, si esto último, se llamaba así, si alguien lo recuerda, le rogamos que nos lo transmita para corregirlo con mucho gusto).

Por último, algunos de los primeros, por el físico, también, rompían las espaldas de los burros, tronchando la fila por lo que de nuevo, deberían estar abajo sus cabezas y aguantar el peso violento de aquellos gimnastas callejeros.

Después de esta descripción explicativa de este divertimento de la época, quisiéramos trasladarlo a la vida cotidiana de la actualidad, concretamente, la que relacionamos con las políticas municipales.

Efectivamente, nuestra comparativa, es metafórica y este juego es perfecto para explicarnos.

CHORRO. Es el primero de la mano, vulgarmente, llamado “dedo gordo”. Nosotros, lo definiríamos como el DESPILFARRO de este Ayuntamiento, por lo que su nombre junto a la característica de su forma, daría de pleno en la diana. Nosotros, siendo naturales de "Romo" que no de Roma, giraremos ese dedo hacia abajo, en señal de desaprobación y de muerte política.

MORRO. Bueno, este es más fácil todavía, creemos que su caradura vendiendo proyectos hormigoneros a sus vecinos, son obviamente para algunos, muy clarificadores, aunque estos concejales gobernantes, sean especialistas en lo contrario, a pesar de querer ser siempre “muy transparentes”.

El dedo es el índice, señalando todas las vergüenzas municipales, tales como las que se han ido describiendo a lo largo de estos años.

PICO. Este, es utilizado con destreza y mucho cinismo cuando afirman que los impuestos están congelados y los vecinos pagamos y pagamos todos las "bilbaínadas" falsamente tildadas de culturales.

Lo transmiten a través de los medios a su alcance, para hacerse propaganda como el periódico municipal y otros afines al partido. Aquí, como lo hemos denunciado largamente en este blog, son alabados hasta la saciedad, lo buenos que son.

El dedo correspondiente, es el del corte de mangas, posiblemente, sirva para sacárselo a los vecinos protestones, como nosotros.

TALLO. Es la prolongación donde se colocan, tradicionalmente, los anillos de compromiso. Ustedes, alardean de ese concepto, pero siempre es a costa de los dineros de los demás.

El ejemplo más cercano de este Barrio, es ese “edificio mamotreto” que tiene el color de las zanahorias. En este caso, parece que la plantación les ha salido extraordinaria y de raíces urbanísticas horrendas.

QUÉ. Responde al dedo meñique. Nosotros, lo relacionamos con las muchas preguntas que les hemos hecho, todavía a lo largo de estos cuatro años y medio, no se han dignado en respondernos.

Pudiera ser que no les sirviera para hurgar en esos oídos sordos, cuando les interrogan algunos de sus vecinos de sus “enguiladas”.

Para finalizar, debemos afirmarnos en nuestra crítica honesta. Nuestras manos de niños que nos cogía el ama del juego, estaban y permanecen puras, aprendimos a JUGAR LIMPIO.   
      

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